jueves, 27 de septiembre de 2012

Sola.

Hoy vengo tan cuestionado...
¿Cuantas veces creemos hacer lo mejor y terminamos equivocándonos? A veces las malas decisiones son simplemente rutina, y nos cansamos... Nosotros, nuestro alrededor, todos. 

Hoy es de esos días donde mis decisiones, las cosas por las que decido terminan perjudicándonos, lastimándonos casi sin sentido, como porque sí. 
Lamento mis errores, mi orgullo, pero a ti, no te vale eso y está perfecto, ya que el perdón no es un don, sino una debilidad. Tú, casi insensible, casi una piedra, indestructible como yo mismo desearía serlo, no demuestras signos de dolor, ni debilidad, y es esa la gloria de nuestro amor, estar siempre más fuerte. 
Hoy es uno de esos días en los que no estoy seguro de si vuelve a ser lo de antes, (probablemente si, ya hemos vencido todo lo habido y por haber) pero HOY tengo esa duda en el corazón, que me arde como nunca, hoy tengo cerrado el pecho, y cerrada la mente, que solo piensa en vos y en mi pésima decisión.

En un mundo paralelo:

Vete, no te necesito, tu amor, no te necesito a tí, a penas si eres importante, a penas si te pienso, si te quiero ver es un milagro, si te llamo es solo para hacerte felíz. No necesito de vos, tengo mi orgullo, y mis amigos que me hacen cada día más fuerte, no necesito ni tus manos, ni nada que venga de tí.

Ni yo me lo creería:

Te necesito conmigo, sin tí me siento débil, sin vos la comida no tiene sabor, el agua es ceniza en mi boca, y hasta la compañía más hermosa del mundo no me satisface en lo más mínimo. Sin vos me siento viejo, oxidado, sin vos no hay felicidad posible, pues tú te convertiste en mi felicidad personificada, en todo lo que necesito.

Espero que algún día te des cuenta ¡date cuenta! 
que no solo tú haz hecho cosas por los dos; 
No solo tu. 

Te pido por favor que leas atentamente cada palabra, que no las entreveres, quiero que leas lo que dice, no lo que queres leer. No recuerdes solo lo malo, recordá todo lo que hice por vos, cuantas veces te llamé bonita, cuantas veces te alagué, cuantas veces te abrasé sin que lo pidieras, y sin que lo esperaras. Cuantas locuras hice por vos, recordá todo lo bueno, no solo lo malo, recordá cada sonrisa, cada pelea divertida, cada beso, cada caricia, recordá cuando hablamos por teléfono, recordá los apodos, recordá las charlas liberándonos de cargas, recordá las lágrimas de compasión, las lágrimas por miedo a perdernos el uno al otro, recordá cuanto te amo y de la manera que lo hago. 

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