domingo, 8 de julio de 2012

La última carta.

No sé que pasó, te juro que hubiera dado todo para que estar contigo. Quiero que entiendas que en vos encontré lo que jamás había buscado pero siempre quise, quiero que sepas que me encantas, que cada beso tuyo me lleva al cielo, que cada caricia de tus manos para mí es tocar a Dios. De ti me gusta todo, tu pelo, tu olor, tus manos, los colores de tus uñas, tu sonrisa, tus dientes, tu forma de hablarme a mi y a todos, el tono de tu voz.
Es cierto, no esperaba estar contigo así, no esperaba quererte tanto, no esperaba sentirte en mi piel de tal manera. De todo lo que pasó, solo me arrepiento de una cosa:
- No tener el suficiente valor para atarte a mi. 
No se que te hace felíz, no se que es lo que más te gusta comer luego de una larga charla, no se cual es tu comida ni tu postre favorito... Quizás no te conozca, pero podría asegurarte que si te quedabas conmigo, la mision de cada uno de mis días sería hacerte felíz.

Este fuí yo, yo que mentí por vos, corrí por vos, te pensé como no te pensó nadie, me hubiera hecho responsable de tu felicidad. Cada día hubiera sido divertido, te daría todos los días amor y una sonrisa, cada día sería lo que quieras que fuera. Te pedí que no me dejaras, que no me hicieras falta, te pedí que te quedaras conmigo, pero no lo hiciste... Ahora no quiero que vulevas, no vuelvas nunca más, no me hables, no me mires, no quiero ni escuchar tu nombre, después de mentirme te deseo lo peor en este mundo, te deseo lo peor después de haberte deseado lo mejor.

No olvides cuán rencoroso soy, no olvides cuanta memoria tengo con el dolor. No olvides que no perdono a nadie, que no olvido nada, que no pido perdon, que ya no siento amor.

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